Producto del miedo, el dólar paralelo también se desdobla en la city
29-11-11 00:00
Julián Guarino Subeditor de Finanzas
jguarino@cronista.com
El blue del blue; el paralelo del paralelo; la
cotización del tipo de cambio que se esconde en la otra (y furtiva)
cotización que a su vez se esconde de la cotización oficial: llámelo
como quiera, la etiqueta es lo menos importante. En rigor, dicen que la
improvisación es la verdadera piedra de toque del ingenio. Y para
quienes militan en este flamante mercado, el ingenio lo es todo.
Mientras el capital financiero se las arregla para salir del país escondido en la subfacturación de exportaciones y en la sobrefacturación de importaciones comerciales, y el BCRA se transforma en el principal ¿y único? comprador de dólares a
$ 4,29 del mercado oficial de cambio, aquellos que históricamente se han dedicado al negocio de la compra-venta de divisas parecen haber acuñado en los últimos días algunas variantes más cómodas pero igual de ilegales para seguir operando la divisa sin tener que vérselas con el hombre más poderoso del momento: el secretario Guillermo Moreno.
A la quietud en las mesas de dinero (paralización) que precedió a las disposiciones para el control de cambios impuesto por el ministerio de Hacienda y el BCRA, se consolidó un mercado paralelo del dólar que ya operaba en bajos montos, pero que a partir de las restricciones comenzó a afianzarse impulsado por la creciente necesidad de dólares y de pesos de aquellos que se consideraron excluidos del mercado de cambios oficial o aquellos cuya validación promedio de la AFIP no excedía los $5.000. La noticia es conocida: como allí el mercado no es un lugar físico, sino un proceso podían hacerse las operaciones sin el control de la AFIP ni el Banco Central, pero acatando los precios de compra y de venta que establecía la oferta y la demanda, esta dinámica llevó a que, en pocos días, el tipo de cambio escalara hasta tocar los $ 5 por dólar. El capítulo termina rápido: como algunos precios de la economía empezaron a descontar la brecha que separaba al dólar oficial del paralelo un 20%, el Secretario de Comercio Interior envió primero sus amenazas y después a sus hombres para ponerle un techo a la divisa. Huelga decir entonces que esta advertencia provocó los mismos efectos que las medidas cambiarias: en rigor las consecuencias inmediatas fue que una parte de los operadores de este mercado dejaron de hacer negocios hasta nuevo aviso, lo que contrastaba con las reales intenciones del Gobierno que no quería eliminar al mercado sino controlarlo (no afectar la cadena de pagos).
Si bien el mensaje de los cambistas fue que se acataba las recomendaciones de Moreno, la noticia es que, tal como era esperable, han surgido en el mercado, nuevas ventanillas donde se distribuyen operaciones de compra y de venta de divisas. Algunas de estas ventanillas quedan bajo la órbita de los propios cambistas, pero son más aquellas que han surgido al calor de la oportunidad, con el advenimiento de los controles en el mercado oficial y el paralelo. En rigor, estas mesas de dinero comenzaron a operar en las sombras y con pocas formalidades.
En la city, le dicen el blue del blue, una redundancia que para algunos constituye la diferencia entre hacerse de los dólares y no poder concretar la operación. Como los barones del mercado cambiario se niegan a perder su lugar (atienden sólo a clientes) pero al mismo tiempo tienen temor que la puesta en marcha de los controles los inhabilite, han permitido la aparición de estos nuevos oferentes. En cuanto al precio, obviamente el ultra-paralelo es el más caro de todos, con cotización entre $ 4,58 (compra) y $ 4,80 (venta) el último viernes. Para algunos, una visita al mercado blue podía hacerse entre $ 4,60 y $ 4,63 mientras que el oficial cerraba en $ 4,25 y $ 4,29. Eso sí: en este mercado donde sólo opera el BCRA, no hay ingenio que valga.
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Mientras el capital financiero se las arregla para salir del país escondido en la subfacturación de exportaciones y en la sobrefacturación de importaciones comerciales, y el BCRA se transforma en el principal ¿y único? comprador de dólares a
$ 4,29 del mercado oficial de cambio, aquellos que históricamente se han dedicado al negocio de la compra-venta de divisas parecen haber acuñado en los últimos días algunas variantes más cómodas pero igual de ilegales para seguir operando la divisa sin tener que vérselas con el hombre más poderoso del momento: el secretario Guillermo Moreno.
A la quietud en las mesas de dinero (paralización) que precedió a las disposiciones para el control de cambios impuesto por el ministerio de Hacienda y el BCRA, se consolidó un mercado paralelo del dólar que ya operaba en bajos montos, pero que a partir de las restricciones comenzó a afianzarse impulsado por la creciente necesidad de dólares y de pesos de aquellos que se consideraron excluidos del mercado de cambios oficial o aquellos cuya validación promedio de la AFIP no excedía los $5.000. La noticia es conocida: como allí el mercado no es un lugar físico, sino un proceso podían hacerse las operaciones sin el control de la AFIP ni el Banco Central, pero acatando los precios de compra y de venta que establecía la oferta y la demanda, esta dinámica llevó a que, en pocos días, el tipo de cambio escalara hasta tocar los $ 5 por dólar. El capítulo termina rápido: como algunos precios de la economía empezaron a descontar la brecha que separaba al dólar oficial del paralelo un 20%, el Secretario de Comercio Interior envió primero sus amenazas y después a sus hombres para ponerle un techo a la divisa. Huelga decir entonces que esta advertencia provocó los mismos efectos que las medidas cambiarias: en rigor las consecuencias inmediatas fue que una parte de los operadores de este mercado dejaron de hacer negocios hasta nuevo aviso, lo que contrastaba con las reales intenciones del Gobierno que no quería eliminar al mercado sino controlarlo (no afectar la cadena de pagos).
Si bien el mensaje de los cambistas fue que se acataba las recomendaciones de Moreno, la noticia es que, tal como era esperable, han surgido en el mercado, nuevas ventanillas donde se distribuyen operaciones de compra y de venta de divisas. Algunas de estas ventanillas quedan bajo la órbita de los propios cambistas, pero son más aquellas que han surgido al calor de la oportunidad, con el advenimiento de los controles en el mercado oficial y el paralelo. En rigor, estas mesas de dinero comenzaron a operar en las sombras y con pocas formalidades.
En la city, le dicen el blue del blue, una redundancia que para algunos constituye la diferencia entre hacerse de los dólares y no poder concretar la operación. Como los barones del mercado cambiario se niegan a perder su lugar (atienden sólo a clientes) pero al mismo tiempo tienen temor que la puesta en marcha de los controles los inhabilite, han permitido la aparición de estos nuevos oferentes. En cuanto al precio, obviamente el ultra-paralelo es el más caro de todos, con cotización entre $ 4,58 (compra) y $ 4,80 (venta) el último viernes. Para algunos, una visita al mercado blue podía hacerse entre $ 4,60 y $ 4,63 mientras que el oficial cerraba en $ 4,25 y $ 4,29. Eso sí: en este mercado donde sólo opera el BCRA, no hay ingenio que valga.
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