En concreto
Señales de retracción que complican al sector
Transcurren los días sin grandes cambios en la actividad: algo esperable para este año, con un anticipo de complejidades que parecen multiplicarse en el escenario político. Quedaron atrás las expectativas de crecimiento económico (se espera para este año el 1,5 o a lo sumo el 2 por ciento), con lo cual frente a esta desaceleración se toman recaudos y con cautela se dan pasos muy bien estudiados en el sector inmobiliario de la mano de la industria de la construcción, que si bien no se detiene se aleja de la idea de expansión de un mercado que tiene mucho para generar no sólo en Buenos Aires, sino también en el interior.
Abundante oferta y una demanda que se frenó ante las medidas restrictivas relacionadas con el dólar, entre otras, han logrado detener la inercia propia de un sector pujante. La inflación dejó de ser un fantasma para materializarse en el devenir cotidiano y es otro factor muy negativo, que acentúa esta caída del ritmo en el Real Estate.
Existe datos que revelan además una disminución en los permisos de construcción, a la vez que en estos días hay muchos menos lanzamientos o presentación de obras nuevas.
Será así hasta que se absorba la creciente oferta actual, por ejemplo, de unidades chicas. Estos departamentos (los que más se edifican en Buenos Aires) responden a la necesidad de los inversores que los consideran hasta ahora un negocio atractivo. Hay que coincidir que están destinados a una demanda que no cuenta con crédito hipotecario y que alcanza así (con gran esfuerzo y ahorros propios) su primera vivienda. Hasta aquí ha sido un acierto. Pero, ¿hoy sigue siendo un buen negocio construir viviendas para este segmento que ahora parece sobreofertado? La respuesta la tienen los desarrolladores/inversores que deben hacer frente a los altos costos para construir mientras las ganancias se achican. Es necesario recordar que la construcción es un negocio a largo plazo. Esto exige anticiparse al futuro y tomar las decisiones correctas. ¿Hay alguien en condiciones de imaginar o de pronosticar la situación del mercado o de la economía de aquí a dos años? ¿Qué construir para salir a ofrecer en ese momento?
Es cierto que no sólo está el segmento residencial. Un rubro fuerte, el hotelero, sigue expectante, porque su potencial es enorme en todo el país y en todas sus variantes. Incluso en países de la región se le adjudica muy interesantes perspectivas y hubo crecimiento. Y en la Argentina, ¿qué expectativas se crean en torno de este segmento?.