Sábado 27 de octubre de 2012 | Publicado en edición impresa
Opinión
La hora del ladrillo
La pregunta más frecuente que escuchamos por estos días es qué hacer con los ahorros. Las variables son escasas y complejas, y ante la duda tal vez se postergue la decisión. La opción más fuerte es, sin ninguna duda, el ladrillo. Su robustez contrasta drásticamente con la fragilidad, volatilidad e inestabilidad de cualquier otra variable.
El ladrillo ha demostrado con el paso de los años que además de ser refugio en nuestra vida es también el mejor resguardo de valor. Cuando se compra una propiedad se la disfruta habitándola o se recurre al mercado de alquileres para obtener una renta que le brinde un mejor pasar. El ladrillo está adherido al suelo como nuestras raíces. Los argentinos históricamente hemos heredado de nuestros abuelos el apego por el techo propio, pero lo lamentable es que con el paso del tiempo tuvimos muchos momentos complicados y casi siempre con escaso y esporádico acceso al crédito, aunque de alguna forma hemos podido, con esfuerzo, acceder mayoritariamente a la vivienda.
Esta costumbre de arraigarnos a nuestro estilo de vida es lo que nos ha mantenido indemnes a situaciones extremas. Por eso, hoy es oportuno e inteligente retomar este viejo, pero tan vigente concepto y orientarse hacia el ladrillo como mejor y más segura decisión de inversión. Los que tenemos unos cuantos años en el sector inmobiliario hemos acuñado, por experiencia y por ser partícipes de la evolución del mercado, una frase que refleja en un todo lo que significa su tenencia: El ladrillo no traiciona. Las circunstancias permiten eventualmente estar atentos a situaciones temporales propicias para la inversión.
En la actualidad, el mercado se encuentra muy segmentado y hay que conciliar entre partes distintas posiciones en el momento de la transacción, lo que permite además arribar a valores de negociación acordes con una nueva realidad. Es muy importante para ayudar a dinamizar el mercado, ajustarse a las nuevas reglas y valores acordes con el producto y sus características propias.
Es fundamental comprender la actual coyuntura y en ese sentido, una apropiada evaluación por parte de los colegas inmobiliarios, que más que nunca deben asesorar profesionalmente a los potenciales interesados..