Siguen los retiros de depósitos y las reservas quedan al filo de los u$s 47.000 millones
31-05-12 00:00 Los bancos reconocen que la salida de dólares se mantiene firme (u$s 100 millones diarios) y que no esperan respuestas del Central. Hoy se ven obligados a pensar en pesos. La desconfianza se agravó por la propuesta de pesificar de facto la economía y ya golpea fuerte las reservas, que cayeron u$s 800 millones en mayo. Quedaron a poco de perforar los u$s 47.000 millones
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Hay algo que ya diferencia a la minicorrida cambiaria actual de la que sucedió, por iguales razones, a fines del año pasado: el retiro de depósitos en dólares de los bancos no muestra esta vez altibajos y se mantiene siempre con la misma firmeza, por encima de los u$s 100 millones diarios en las últimas dos semanas. La desconfianza se agravó ahora, según dicen, por el plan que hicieron explícito algunos funcionarios del Gobierno de pesificar todas las actividades de la economía.
En noviembre esto no era así: teníamos días en los que la fuga crecía mucho y otros en los que se frenaba. Pero ahora se mantiene constante, comentó a este diario un banquero.
Mucho más que el comportamiento de estos argentinos nerviosos, a los ejecutivos del sector bancario los está preocupando la impasiva mirada del Banco Central. No creen, concretamente, que Mercedes Marcó del Pont tome alguna medida eficiente para asistirlos ante el drenaje, a pesar de que hoy complica enormemente a la entidad en la acumulación de reservas.
El Central compró en mayo más de u$s 1.200 millones en el mercado cambiario. Pero sintió a pesar de esto una caída de u$s 800 millones, que dejó ayer su stock de reservas en el filo de los u$s 47.000 millones. Con esto, a lo largo de este año el organismo demostró que sólo pudo retener un 10% de las divisas que compró en un mercado cambiario en el que pudo operar prácticamente en soledad, interponiendo muchas veces fuertes trabas a la demanda de los bancos (con llamados y presiones a las mesas de dinero, el organismo logró comprar en estos cinco meses u$s 6.200 millones, pero sus reservas sólo subieron u$s 624 millones). Vale aclarar que en este tiempo el Central canceló pagos a organismos internacionales (unos u$s 2.500 millones en el año) por deudas que contrajo en noviembre pasado para maquillar los efectos de la corrida.
Hoy los bancos deben pedir al Central cada uno de estos dólares que los ahorristas deciden retirar de sus ventanillas porque la última reforma a la carta orgánica dispuso que los mantuvieran en el organismo en forma de encaje (quedan hoy u$s 6.000 millones). La respuesta del Gobierno viene siendo torpe. La improvisación agrava la incertidumbre y retraen el funcionamiento de la economía, escribió ayer Jorge Todesca, de la consultora Finsoport.
Los bancos ya perdieron casi u$s 4.000 millones de sus cajas de ahorro y plazo fijos en moneda extranjera desde la primera intromisión de la AFIP. Y unos u$s 1.200 millones en los últimos veinte días. Y frente a esto debieron recortar fuertemente la colocación de sus préstamos en dólares a empresas para sustituirla, en el mejor de los casos, por nuevas líneas en pesos. Fue el instinto de supervivencia que en estos meses tuvo a mano el sector. O el acatamiento a la sugerencia que hizo pública en estos días el ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, de pensar en pesos.
En noviembre esto no era así: teníamos días en los que la fuga crecía mucho y otros en los que se frenaba. Pero ahora se mantiene constante, comentó a este diario un banquero.
Mucho más que el comportamiento de estos argentinos nerviosos, a los ejecutivos del sector bancario los está preocupando la impasiva mirada del Banco Central. No creen, concretamente, que Mercedes Marcó del Pont tome alguna medida eficiente para asistirlos ante el drenaje, a pesar de que hoy complica enormemente a la entidad en la acumulación de reservas.
El Central compró en mayo más de u$s 1.200 millones en el mercado cambiario. Pero sintió a pesar de esto una caída de u$s 800 millones, que dejó ayer su stock de reservas en el filo de los u$s 47.000 millones. Con esto, a lo largo de este año el organismo demostró que sólo pudo retener un 10% de las divisas que compró en un mercado cambiario en el que pudo operar prácticamente en soledad, interponiendo muchas veces fuertes trabas a la demanda de los bancos (con llamados y presiones a las mesas de dinero, el organismo logró comprar en estos cinco meses u$s 6.200 millones, pero sus reservas sólo subieron u$s 624 millones). Vale aclarar que en este tiempo el Central canceló pagos a organismos internacionales (unos u$s 2.500 millones en el año) por deudas que contrajo en noviembre pasado para maquillar los efectos de la corrida.
Hoy los bancos deben pedir al Central cada uno de estos dólares que los ahorristas deciden retirar de sus ventanillas porque la última reforma a la carta orgánica dispuso que los mantuvieran en el organismo en forma de encaje (quedan hoy u$s 6.000 millones). La respuesta del Gobierno viene siendo torpe. La improvisación agrava la incertidumbre y retraen el funcionamiento de la economía, escribió ayer Jorge Todesca, de la consultora Finsoport.
Los bancos ya perdieron casi u$s 4.000 millones de sus cajas de ahorro y plazo fijos en moneda extranjera desde la primera intromisión de la AFIP. Y unos u$s 1.200 millones en los últimos veinte días. Y frente a esto debieron recortar fuertemente la colocación de sus préstamos en dólares a empresas para sustituirla, en el mejor de los casos, por nuevas líneas en pesos. Fue el instinto de supervivencia que en estos meses tuvo a mano el sector. O el acatamiento a la sugerencia que hizo pública en estos días el ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, de pensar en pesos.