Terrenos ferroviarios y la fiesta de concursos
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POR BERTO GONZÁLEZ MONTANER *
Palermo, Liniers, Caballito y el antecedente de Puerto Madero.
30/01/13
El Gobierno nacional acaba de llamar a concurso para definir los planes maestros de tres áreas complejas de la Ciudad. Son unas 43 manzanas repartidas en los barrios de Palermo, Caballito y Liniers, en playas de maniobras ferroviarias hoy en día desactivadas y desafectadas a esos servicio pero que han quedado enclavadas en puntos neurálgicos.
El desafío para los concursantes no será sencillo. Los terrenos se encuentran atravesados por las vías del ferrocarril y por trazas de calles, salpicados por sugestivos edificios de valor patrimonial, inmersos en tejidos barriales consolidados y con identidades bien definidas y afectados, en algunos casos, a proyectos futuros. En definitiva, si a eso se suma que el 65% del terreno deberá ser asignado a uso público y que el 35% restante, que será edificable y vendible, deberá servir para financiar, entre otras cosas, el eternamente anunciado soterramiento del Sarmiento, el rompecabezas a armar es bien complejo.
Los concursos son para los arquitectos motivo de festejo. Aunque solo uno de los equipos participantes gane (y con suerte vea construir su proyecto) se anotan con todo el entusiasmo. Es que estos certámenes son como en pocas ocasiones momentos que posibilitan interesantes debates y catalizan el crecimiento y la madurez profesional. Más que nada, dan la oportunidad de reflexionar y debatir sobre temas de una escala, complejidad y profundidad que no suelen tocar timbre en la vida cotidiana. Confieso: nos desbocamos sobre ellos, sin otro interés que participar y dar nuestra opinión, técnica y bien fundamentada con dibujos y maquetas, sobre cómo resolver problemas del hábitat y de la Ciudad, objetivo que es en definitiva el norte de esta milenaria profesión.
Lo que se pretende de los arquitectos convocados a estos tres concursos es algo así como lo que, salvando las distancias y dimensiones, se pretendió en concursos como el de Reurbanización de Puerto Madero en 1991 o el de Retiro en 1996, ambos con resultados contrapuestos. En ambos casos había que generar lo que se llama un plan de masas y nuevos usos posibles para desarrollar un área de la ciudad cuya función había quedado obsoleta.
En el caso de las 170 hectáreas de Puerto Madero, porque el puerto ya no funcionaba ahí. Y en el de las 126 manzanas de Retiro porque la idea fue que racionalizando el sistema ferroportuario, se podían correr las vías del ferrocarril hacia el río y ganar esas valiosas hectáreas paralelas al paredón que da sobre Libertador para reurbanizarlas y generar proyectos inmobiliarios.
En el concurso de Puerto Madero participaron 96 estudios. Como lo estipulaban las bases del certamen, los tres equipos premiados se unieron con la municipalidad, terminaron de definir el plan maestro para el área y con algunas diferencias y enmiendas, 20 años después, está ahí, construido casi en un cien por ciento.
Para el concurso de Retiro se presentaron 49 propuestas, nacionales e internacionales. Pero los ganadores no tuvieron la misma suerte. Las playas de Retiro siguen subutilizadas y el famoso paredón, en pie. Pero lo que sí se desarrolló en forma exponencial fue la Villa 31. De premio consuelo, los ganadores del concurso restauraron la imponente Estación Terminal del ferrocarril Mitre.
Para estos tres nuevos concursos ( más información, ver ARQ 29-01), las bases recomiendan integrar los “fragmentos de tejido en un nuevo paisaje contemporáneo”; “…conciliar conservación y transformación”. Y agregan: “Interpretar y crear, reproducir y proponer es un desafío y una responsabilidad de los proyectistas que participarán de esta convocatoria.” En otras palabras, aconsejan: “…considerar muy especialmente la integración con el entorno a nivel circulatorio, morfológico y paisajístico, lo cual implica interpretar su configuración actual, sin desmedro de proponer transformaciones que puedan mejorarlo.” En síntesis, los datos duros para lo que se llamará “Nuevo Palermo” piden, además del 65% de espacios de uso público, unos 99.000 m2 edificables con alturas máximas que van desde los 11 a los 17 pisos. Para “Nuevo Caballito”, lo edificable llega a 155.000 m2 con 8 pisos máximos y en “Nuevo Liniers” a 175.000 m2 con alturas que van hasta 8 y 13 pisos. Los tres concursos tienen el mismo premio, unos $ 250.000 a cuenta de los honorarios por desarrollo del plan. Y el jurado, un dato no menor, está compuesto por el presidente que será nombrado por el promotor que es la ANSES; un arquitecto en representación del organizador, que es la SCA (Sociedad Central de Arquitectos); uno por FADEA (Federación Argentina de Entidades de Arquitectos); uno elegido por votación de los participantes; cuatro más en representación del promotor; y finalmente, como dicen expresamente las bases, uno en nombre del Gobierno de la Ciudad “en caso de aceptar la invitación a participar”.
* Editor general ARQ