Rascacielos de Puerto Madero: ¿una promesa incumplida?
Con la inauguración, prevista para 2015, de una torre que será la más alta del país, el perfil de la ciudad habrá cambiado para siempre. Los desafíos del barrio para integrarse a la identidad de la ciudad
Lorena Obiol
“Puerto Madero, el barrio más nuevo de la ciudad, ya es antiguo”. Es el veredicto de Roberto Converti, arquitecto y urbanista a cargo del planeamiento porteño en el marco del proceso de autonomía de la ciudad, allá por 1996, y quien también presidió la Corporación Puerto Madero entre 2000 y 2002. “Con más de 20 años, ya no forma parte de la modernidad de Buenos Aires. Las normas urbanas se aprobaron entre 1993 y 1997 en sus distintas fases, el masterplan se pensó en 1991 y se fue concretando en el tiempo.
Alta en el cielo. Los edificios más altos que se ven en Buenos Aires.
El problema es que se le exige más, cuando en realidad se trata de un proyecto que cumplió con los objetivos de una época y hoy ya no tiene más cosas que hacer. Además, Puerto Madero demostró ser decadente en cuanto a sus sinergias. Eso es lo paradójico del barrio: todo el frente costero sur está muy maltratado, se crearon asentamientos, hay plazas de estacionamiento de camiones en la vía pública, la zona portuaria sin uso está tugurizada, los bordes de la dársena sur no tienen calidad alguna, en Retiro se consolidó la Villa 31 y la autopista no se hizo. En términos de proyecto en sí mismo, Puerto Madero cumplió. Pero, en términos de valor urbano, el saldo es negativo”, analiza el también director del estudio Oficina Urbana.
“Cuando era chico, tenía una tía que vivía en el piso 25 del Kavanagh y, cuando la visitaba, me pasaba horas mirando Buenos Aires. Nunca imaginé que, en algún momento de mi vida, participaría en el cambio de la fisonomía de la ciudad”, confiesa Andrés Kalwill, director de Nuevos Negocios de Grupo Alvear, que allí está levantando Alvear Tower, la que será la torre más alta del país y el edificio residencial más elevado de Sudamérica, con 54 pisos y 235 metros de altura.
Por su parte, el arquitecto Néstor Magariños, presidente de la Comisión de Urbanismo del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU), opina que en Puerto Madero “se conjugan distintas tipologías, que combinan objetos arquitectónicos con productos inmobiliarios exitosos. Ser un área reinventada, luego de la larga decadencia del puerto, hizo de toda la zona un gran experimento que, como todo barrio nuevo, carece de esa urbanidad que da el paso del tiempo y la apropiación de la gente. Las zonas de torres imponen –desde sus alturas y desde sus cercos– su exclusividad”.